
Quiero dedicar esta entrada a este pequeño coche, poco conocido, pero realmente sorprendente. Un icono minoritario del estilo de los años 80, que en su época costaba cerca de cinco millones de las antiguas pesetas. Se trata del Volvo 480.

Concebido a principios de la década de los 80, el 480 supuso una ruptura de los cánones para Volvo, que arrastraba una larga experiencia en construir rancheras y berlinas grandes, cuadradas y de propulsión trasera. Fue en 1986 cuando los suecos se desmarcaron poniendo a la venta un cupé de cuatro plazas y tracción delantera. Fabricado en Holanda, en las instalaciones compartidas con DAF, el 480 se vendió con relativo éxito en toda Europa; no así en Estados Unidos, ya que el proyecto inicial (estaba previsto que compitiera allí contra "vacas sagradas" como el Pontiac Fiero) no obtuvo una viabilidad favorable para Volvo, lo que impidió su venta en América.

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Se mire por donde se mire, este coche destila estilo 80s. Renegando de todo lo que sea una línea curva, obtiene un coeficiente aerodinámico que le permite, en la versión Turbo, alcanzar los 240 km/h, con tan sólo 120 CV y poco más de 1000 Kg. Pero lo que más sorprenderá a los menos avezados es que, ya en 1986, llevaba sistemas que, ahora, nos venden como revolucionarios en los coches modernos del siglo XXI, tales como un peculiar ordenador de a bordo, la capacidad de abrir el portón del maletero y el tapón de la gasolina sin bajarse del coche, control de velocidad, volante regulable y, obedeciendo a la filosofía Volvo, las barras de protección lateral y el airbag de conductor que, aún hoy, han salvado el pellejo de más de un agradecido conductor de 480.

De parte de este simpático 480, ¡gracias por leer hasta aquí!
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