


Tal vez, estos tres personajes no os suenen de nada. Y, sin embargo, son grandes visionarios del periodismo del motor en Europa. De arriba a abajo, ellos son Jeremy Clarkson, James May y Richard Hammond, los tres showmen que conducen el principal espectáculo del motor en el Reino Unido, Top Gear.

Desde su cuartel general en un plató especial (con circuito de pruebas) situado en el aeródromo abandonado de Dunsfield, los muchachos del programa han ofrecido al público británico una sabia combinación de rigor informativo mezclado con las mayores locuras jamás vistas, tales como convertir un coche en un transbordador espacial casero, enfrentar a los grandes deportivos contra máquinas de transporte de muy distinta índole, o comprobar lo poco viable que puede ser comprarse un superdeportivo italiano de los años 70 a precio de risa. A esto se le añaden las pruebas contrarreloj, realizadas por el misterioso piloto de pruebas sólo conocido como The Stig.

En resumen, el principal logro de Top Gear (y, por ende, de los tres arriba mencionados) no es otro que el de saber entretener a todos por igual: al que sabe, al que no sabe, al que cree que sabe y al que aún no ha comenzado a aprender.
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